segunda-feira, 16 de agosto de 2010

Fin de semana con fejoada....

Domingo dominguete.....el resto no se puede decir por eso de la censura.
Entonces Cintia, mi nuera, nos regaló una enorme, una deliciosa una fejoada dominical. Tenia de todo, menos lo malo, me refiero a esas cosas del cerdo que no son comibles y poco recomendables, estaba todo riquísimo y yo añoré aquellos tiempos en que mi estómago no tenía fin y podía comer todo lo que quería, claro que estaba gorda, que gracia, pero resulta que ahora estoy gorda y como menos, cómo se entiende eso?.

Después la conversación se acercó hacía el final del año y ahí sí que hubo sus mas y sus menos. Mi marido ha convidado a unos amigos, con sus respectivos hijos y novios de los propios a pasar el fin de año a Brasil, por eso de la playa, la ropa blanca, el candomblé, las 7 olas, todo ese folklore, bíen a mi me gusta eso, me encanta la gente que ya se ha tomado dos o tres copas y que te saluda como si te conociese de toda la vida y tú haces lo mismo y parece que el mundo es un mar de rosas, de rosas es el mar evidentemente. En fín, para no apartarme mucho del tema, la cosa se fue calentando porque al comprobar los precios de los hoteles yo creo que él, mi marido, se iba dando cuenta del tamaño del problema y nada la venía bién, que ni Fortaleza, que ni Pernambuco que ni Rio, el lo que quería era Guarujá, sí, pero Guarujá era caro también, entonces para espanto de todos dijo, "ya está, alquilo una limosine de lujo y vamos y venimos todos los dias a la playa", casi me caigo de la silla, yo iba de espanto en espanto porque ya nos veía a todos llenos de arena, embadurnados de filtro solar, como croquetas vamos, metiéndonos en la limusine de lujo, VAYA LUJO....... Después que vió mi cara de "no me puedo creer que me va a tocar a mi", soltó otra perla, esta fue una gran perla. Resulta que en la playa del Tombo hay un hotel, "El hotel del alemán", un poco mugriento diría yo, de esos con ventilador en el techo, lleno de mosquitos y con olor de moso, ya estoy sintiendo el olor a distancia, y entonces ocurrió, "Ya está, dijo otra vez la voz del oráculo, nos vamos a la posada del alemán". Ahí me caí de la silla, de verdad, lo puedo comprobar, nadie lo vió pero yo me caí. No voy, No cuentes conmigo, No hables conmigo, no estoy aquí. Después de esos argumentos contundentes y bajo los efectos de la comida, decidió irse a dormir.....
El problema de dónde ir?, eso continua.

Esta noche?, frio de justicia en SP.

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